jueves, 5 de marzo de 2009

Génesis del Bukkake

Quién haya incursionado en el rico y morboso universo de la industria pornográfica japonesa, seguramente se habrá encontrado (a la hora de disfrutar de imágenes de sexo explícito) unos molestos píxeles ocultando los genitales de los protagonistas. Los mismos no permiten al adicto a la pornografía disfrutar de lo que más le gusta: la imagen de un enorme pene erecto introduciéndose en una vagina depilada o en la boca o en el ano dilatado de una pornostar. Este desagradable suceso es consecuencia de la estricta legislación nipona que bajo ningún concepto permite la exhibición, en películas o publicaciones gráficas, de los genitales y del coito vaginal, oral o anal. Fuera de estas limitantes, el pornógrafo puede demostrar sus habilidades de cualquier forma. De ahí que los creadores de este tipo de material tuvieran que echar mano a nuevas estrategias que no se limitaran simplemente a filmar el viejo mete y saca o tímidas escenas de sexo oral. Se produce entonces en la primera mitad de los años noventa un boom del bukkake como subgénero pornográfico, que por supuesto no era nada nuevo, pero que incrementó cada vez más el número de participantes involucrados, buscando impactar y satisfacer a los paladares más morbosos. En esta fiebre de semen, el subgénero adquiere dimensiones sorprendentes, y entre las variantes de esta práctica (hay una por cada director porno nipón) encontramos por ejemplo el Gokkun, una modalidad dentro del bukkake que consiste en ordeñar a por lo menos 100 hombres, colocar todo el semen en una copa y finalmente beberla sin asco. Si usted cree que su estómago es capaz de soportar algo así, puede intentar ver alguna película de este tipo, por ejemplo los diferentes volúmenes que componen la serie Bazuca 100. Por supuesto que la fiebre del bukkake se ha trasladado a occidente, pero muy lejos de la creatividad nipona, simplemente limitándose a que cuatro o cinco hombres eyaculen por turnos en la boca o en el rostro de una chica sedienta.

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